El SIDA (VIH)
El síndrome de inmunodeficiencia
adquirida, conocido por su acrónimo
sida, es el conjunto de
enfermedades de muy diverso tipo (generalmente, procesos infecciosos o
tumorales) que resultan de la infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH).
El uso de medicamentos combinados puede controlar la replicación del virus y
fortalecer el sistema inmunitario; la consecuencia es que la infección se
convierte en crónica y no deriva en sida, algo que, en su evolución natural y
en la mayoría de los pacientes, ocurriría, como media, a los diez años del
contagio, produciéndose la muerte en un periodo de tres a cinco años.
Clínicamente, el sida es
declarado cuando un paciente seropositivo presenta un conteo de linfocitos T CD4 inferior a 200 células por mililitro
cúbico de sangre. En esta condición, el sistema inmune se halla gravemente deteriorado, de
modo que el paciente queda expuesto a diversos procesos patológicos generados
por un conjunto de infecciones oportunistas. Cuando las
condiciones de los servicios médicos no permiten la realización de pruebas de
laboratorio, se declara que un paciente ha desarrollado sida cuando presenta
enfermedades que se consideran definitorias del síndrome.
En un
sentido estricto, el sida no es una enfermedad causada por el virus de
inmunodeficiencia humana. De hecho, el VIH sólo es el agente etiológico de
algunos procesos patológicos como el complejo de demencia asociado al sida.
El sida es expresión de una inmunosupresión que aumenta las probabilidades de
que un portador del VIH desarrolle enfermedades causadas por infecciones que,
en personas con sistemas inmunes normales, no se presentarían. Entre estas se
encuentran la infección por Histoplasma,Toxoplasma y Candida albicans,
microorganismos que se encuentran en ambientes cotidianos o en el organismo
humano, pero que sólo son patógenos generalmente en condiciones de
inmunosupresión. La prevalencia de las enfermedades oportunistas varía en
función de las condiciones de vida de cada país o localidad. Por ejemplo, en
1994, en México casi el 70% de las personas con sida
habían enfermado por infección de citomegalovirus,
mientras que en Tailandia la proporción era de 4%.
La
infección por VIH que produce en sus estados avanzados el sida se adquiere a
través del intercambio de fluidos como la sangre, el semen, la mucosa vaginal y
la mucosa anal. Otros fluidos como las lágrimas y la saliva contienen el virus
en menores cantidades, de manera que la probabilidad de adquirir el VIH a
través de ellos es prácticamente nula. Las formas más frecuentes de contraer el
VIH son a través del coito sin condón,
las jeringas y otros instrumentos punzocortantes infectados, la transfusión de
sangre o productos derivados contaminados con el virus, o bien, por vía
perinatal de una madre a su hijo en el parto o al amamantarlo. Pasarán algunos
días antes de la seroconversión del portador del virus, después de ella tendrá
la condición de seropositivo. Aunque no se
manifiesten síntomas graves de la infección por VIH, el sistema inmune del
paciente estará expuesto a un proceso de deterioro causado por la reproducción
del virus. Eventualmente, un seropositivo desarrollará el sida en el lapso de
aproximadamente 5 años o más después de la infección.
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